Estas líneas son sólo para aquéllos papás que merecen mi respeto y admiración, porque no todo hombre que es padre por naturaleza, se merece ese título y mucho menos mi respeto.
Estas
líneas son para aquél hombre joven que dejó la fiesta y las trasnochadas para
hacerse responsable y cuidar de su familia.
Para aquél hombre que aun estando su hij@ en el vientre de su madre, lo cuida, lo procura y lo
protege a través del cuidado y el amor a su pareja.
Para aquél
hombre que dejó su ciudad, para aventurarse en un lugar desconocido en busca de
una oportunidad para el bienestar de su familia.
Para aquél, que ama y valora a la mujer que está a tu lado, la respeta como madre de
sus hijos y como mujer, por todas las tentaciones que dejó pasar por saber el
valor de lo que tiene en casa.
Para aquél que ha empezado desde abajo para brindar el sustento, dejando atrás
orgullo y vanidades o ése que ha tenido que volver a empezar después de una
derrota.
Para aquél hombre que aún cuando no tenga lazo de sangre, tiene y merece el “título de papá” por hacer
el trabajo que algún cobarde no intentó, no pudo, no supo o no quiso hacer.
Para aquél
hombre que ante un problema, resiste y apoya, no se dá por vencido y lucha con
todas sus fuerzas, no se acobarda, y sobre todo no huye de la situación.
Para aquél
hombre que cometió un error y tuvo la valentía de reconocerlo y enmendarlo a
toda costa, ése que tuvo las agallas para mantener a la familia unida y ganar
otra vez la confianza perdida.
Para aquél
hombre que se convierte en “médico sin título” con tal de sanar a su hij@
enfermo. El que se convierte en “educador” con tal de apoyar a su hij@, el que
se convierte en lo que sea necesario convertirse con tal de sacar adelante a su
hij@.
Para aquél
hombre que lucha por estar con sus hijos cuando las condiciones legales no le
favorecen, ése que no desiste e insiste por todos los medios para lograrlo.
Para aquél
hombre que lidia con la enfermedad o condición de su hij@, porque aunque sus
días son inciertos, difíciles y agotadores, se mantiene en la lucha con entrega, fé y
esperanza.
Para aquél
hombre que vela por su familia, que dedica tiempo de calidad a sus hij@s, que
con el buen ejemplo enseña, que con sus juegos bruscos, alegra.
A todos
ellos los mueve el amor por su familia. Eso les da fuerza para seguir adelante,
enfrentar los retos, asumir responsabilidades, hacer sacrificios y ser perseverantes.
Ni una sola
palabra de lástima debieran escuchar sus oidos, por más fuerte que sea la carga sobre sus hombros, porque ellos no son más que ejemplos de valentía, dedicación, fuerza
y coraje.
A ustedes papás les digo: No tengan miedo a flaquear, sentirse cansados, hartos, nerviosos o abrumados, es parte de la naturaleza del ser humano, es parte de tener
sentimientos y corazón, es parte de la vida misma y no por eso son menos
hombres, esposos, o padres.
Por el
contrario, siéntanse orgullosos, plenos, felices y en paz, cabezas en alto que
no todo hombre tiene la osadía de convertirse en un padre excepcional.
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