jueves, 4 de febrero de 2016

Por qué a mí?


Es muy duro cuando recibes ese “diagnóstico” que limita el potencial de nuestros hijos, que corta de un tajo nuestras grandes expectativas, que desvanece tus sueños, que merma tu alegría y destruye tus ilusiones…ese “bendito” diagnóstico que hace añicos tu corazón, y lo deja ahí todo desvalido, destruido, latiendo solo para no dejarse morir. Y entonces tu mente empieza a buscar a quien culpar y se pregunta porque a mí? Por qué mi hij@? Y así podemos pasarnos la vida buscando culpables…que si las vacunas, que si los genes, que si los metales, dándole vueltas al asunto como ratón en jaula redonda…y podemos quedarnos mucho tiempo ahí en el mismo lugar, agotados, y atascados.

Lo más sano y lo más difícil de hacer es el aceptar. Aceptar que tus expectativas, tus sueños, y todo lo que habías imaginado ya cambiaron. Y no porque nuestros niños no sean capaces, sino porque esas son “nuestras expectativas”, “nuestros sueños” y no los de ellos. Ellos vienen a algo un tanto especial, ellos no vienen a “cumplir con nuestras expectativas”, ellos tienen una misión en esta vida y nos han escogido para ayudarlos a cumplirla. Dejemos nuestro ego a un lado. No somos sus dueños, somos sus cuidadores.
La verdadera aceptación toma tiempo, en el mejor de los casos puede ser rápida o pueden pasar varios años y seguir en el mismo escalón esperando el milagro o la cura mágica. Personalmente creo que esto no va a pasar sin antes haber hecho una travesía… el camino que tenemos que recorrer para obtener nuestra recompensa si es que se nos permite tenerla… la búsqueda que se nos dejó en nuestras manos porque fuimos “los elegidos” entre tanta gente, en ese preciso momento.

Cambiemos el enfoque… un niño especial no es una tragedia… ellos nos dan enseñanzas de vida al por mayor, pero aquí es dar y recibir, necesitamos retribuirles brindándoles la mejor vida posible partiendo del amor y la protección. Ellos nos necesitan, debemos ser sus voces, a veces sus manos, a veces sus pies, cuidar de ellos, pelear por ellos y sobre todo ser receptivos a sus necesidades, a sus expectativas, a sus gustos, a sus intereses…no vinieron al mundo a “encajar”… vinieron porque tienen una misión en la que nosotros estamos involucrados -algo bueno debieron haber visto en nosotros- así que tengámonos confianza y saquemos esa fortaleza de donde sea que podamos…por el bien de ellos y por el bien de la humanidad.

Estos niños llegan haciendo grandes cambios…llegan y de pronto somos vulnerables a todos y a todo, estamos desarmados ante ellos, perdemos la vergüenza, la altanería, las presunciones, la vida monótona…de pronto importan otras cosas…empezamos a valorar las cosas “insignificantes”…empezamos a ver las necesidades de la gente…de pronto nos hacemos más empáticos...

Apenas llegan y cambian al momento su entorno, después de la primera tormenta, aprendemos a bailar bajo la lluvia, nos ponen a estudiar, a leer, a investigar, pero sobre todo nace ese deseo de apoyar a otros, y lo he visto repetidas veces…Quienes son los fundadores de asociaciones, de escuelas integradoras, de centros de apoyo, de metodos de aprendizaje, de protocolos médicos y alternativos? Padres y madres con un hij@ especial que los hizo despertar de una vida sin sentido. Ese niño especial no hizo un cambio solo en su familia, sino que trasciende a una comunidad, a un lugar en el mundo, esparcen su luz tocando corazones...maestros, terapeutas, médicos, amigos, familia, su entorno…

Y este mundo destrozado e insensible, necesita de ellos. Necesitamos ver con nuestros ojos la expresión más pura del AMOR, sin maldad, sin presunciones, sin ego. El problema se da cuando nosotros no estamos acostumbrados a esto… nos sabemos amar, no sabemos estar en paz, nos regimos por las normas de la sociedad y queremos que ellos se “cuadren” a toda costa. Pero a ellos no les importa encajar, su sinceridad y transparencia está muy por encima de lo terrenal, lo que conocemos, el pan de cada día.

Se nos ha dado un reto muy grande… podemos sentir que no podemos con el “paquete” pero reflexionemos un poco y cambiemos la pregunta que se nos viene en un principio de golpe y en lugar de decirnos porque a mí? Preguntarnos Para qué?

Si tenemos esta personita aquí y ahora con esas particularidades…es porque lo necesitábamos…para aprender, para cambiar, para cumplir con un propósito, para despertar, para evolucionar, para acercarnos a Dios… muchas podrán ser las razones pero el hecho es que existen, están aquí y ahora, nos han elegido y no hay vuelta atrás. Es normal sentir miedo, sentirse incapaz, sentirse poco. Esos monstruos nos persiguen una y otra vez y tenemos que domarlos o al menos aprender a torearlos.

También están las preocupaciones y las inquietudes, el temido futuro… pero debemos aprender a vivir el presente. Solo sembrar para cosechar…Dar ahora lo mejor de ti y no preocuparse de más… tarde o temprano tendrás tus recompensas. Espera confiado, pero continua trabajando.

Y por otro lado están las intenciones… Espero no defraudarlo. Espero en este tiempo no haber roto su confianza. Espero tener la fortaleza, la claridad y el empuje que necesito para darle lo que necesita, pero sobre todo espero tener AMOR suficiente para hacerlo sentir que conmigo está en un lugar seguro y que lo protegeré sobre todo y sobre todos porque solo así seremos libres.

Todos tenemos un camino que recorrer…por eso no creo que nos llegue la “cura mágica” sin antes haber hecho un esfuerzo real, un aprendizaje desde el alma…callar la voz del ego y aprender a amar incondicionalmente…no es tarea fácil, pero es nuestra tarea.


No estamos solo para hacerla de niñera, tenemos algo grande ante nosotros y debemos cuidarlo…la salud es primordial, la salud física y la salud emocional de nuestros pequeños…no descuidemos ningún aspecto…hay que nutrirles el cuerpo, la mente y el alma...

No hay receta unica e infalible...cada caso es un mundo, cada vida tiene un proposito...la respuesta esta dentro de nosotros...


Ave Rivera