Es muy duro
cuando recibes ese “diagnóstico” que limita el potencial de nuestros hijos, que
corta de un tajo nuestras grandes expectativas, que desvanece tus sueños, que
merma tu alegría y destruye tus ilusiones…ese “bendito” diagnóstico que hace
añicos tu corazón, y lo deja ahí todo desvalido, destruido, latiendo solo para
no dejarse morir. Y entonces tu mente empieza a buscar a quien culpar y se
pregunta porque a mí? Por qué mi hij@? Y así podemos pasarnos la vida buscando
culpables…que si las vacunas, que si los genes, que si los metales, dándole
vueltas al asunto como ratón en jaula redonda…y podemos quedarnos mucho tiempo ahí
en el mismo lugar, agotados, y atascados.
Lo más sano y lo
más difícil de hacer es el aceptar. Aceptar que tus expectativas, tus sueños, y
todo lo que habías imaginado ya cambiaron. Y no porque nuestros niños no sean
capaces, sino porque esas son “nuestras expectativas”, “nuestros sueños” y no
los de ellos. Ellos vienen a algo un tanto especial, ellos no vienen a “cumplir
con nuestras expectativas”, ellos tienen una misión en esta vida y nos han
escogido para ayudarlos a cumplirla. Dejemos nuestro ego a un lado. No somos
sus dueños, somos sus cuidadores.
La verdadera aceptación
toma tiempo, en el mejor de los casos puede ser rápida o pueden pasar varios años
y seguir en el mismo escalón esperando el milagro o la cura mágica.
Personalmente creo que esto no va a pasar sin antes haber hecho una travesía…
el camino que tenemos que recorrer para obtener nuestra recompensa si es que se
nos permite tenerla… la búsqueda que se nos dejó en nuestras manos porque fuimos
“los elegidos” entre tanta gente, en ese preciso momento.
Cambiemos el
enfoque… un niño especial no es una tragedia… ellos nos dan enseñanzas de vida
al por mayor, pero aquí es dar y recibir, necesitamos retribuirles brindándoles
la mejor vida posible partiendo del amor y la protección. Ellos nos necesitan,
debemos ser sus voces, a veces sus manos, a veces sus pies, cuidar de ellos,
pelear por ellos y sobre todo ser receptivos a sus necesidades, a sus expectativas,
a sus gustos, a sus intereses…no vinieron al mundo a “encajar”… vinieron porque
tienen una misión en la que nosotros estamos involucrados -algo bueno debieron
haber visto en nosotros- así que tengámonos confianza y saquemos esa fortaleza
de donde sea que podamos…por el bien de ellos y por el bien de la humanidad.
Estos niños
llegan haciendo grandes cambios…llegan y de pronto somos vulnerables a todos y
a todo, estamos desarmados ante ellos, perdemos la vergüenza, la altanería, las
presunciones, la vida monótona…de pronto importan otras cosas…empezamos a valorar
las cosas “insignificantes”…empezamos a ver las necesidades de la gente…de
pronto nos hacemos más empáticos...
Apenas llegan y
cambian al momento su entorno, después de la primera tormenta, aprendemos a
bailar bajo la lluvia, nos ponen a estudiar, a leer, a investigar, pero sobre
todo nace ese deseo de apoyar a otros, y lo he visto repetidas veces…Quienes son
los fundadores de asociaciones, de escuelas integradoras, de centros de apoyo, de metodos de aprendizaje, de protocolos médicos y alternativos? Padres y madres con un
hij@ especial que los hizo despertar de una vida sin sentido. Ese niño especial
no hizo un cambio solo en su familia, sino que trasciende a una comunidad, a un
lugar en el mundo, esparcen su luz tocando corazones...maestros, terapeutas,
médicos, amigos, familia, su entorno…
Y este mundo
destrozado e insensible, necesita de ellos. Necesitamos ver con nuestros ojos
la expresión más pura del AMOR, sin maldad, sin presunciones, sin ego. El
problema se da cuando nosotros no estamos acostumbrados a esto… nos sabemos
amar, no sabemos estar en paz, nos regimos por las normas de la sociedad y
queremos que ellos se “cuadren” a toda costa. Pero a ellos no les importa
encajar, su sinceridad y transparencia está muy por encima de lo terrenal, lo
que conocemos, el pan de cada día.
Se nos ha dado
un reto muy grande… podemos sentir que no podemos con el “paquete” pero reflexionemos
un poco y cambiemos la pregunta que se nos viene en un principio de golpe y en
lugar de decirnos porque a mí? Preguntarnos Para qué?
Si tenemos esta
personita aquí y ahora con esas particularidades…es porque lo
necesitábamos…para aprender, para cambiar, para cumplir con un propósito, para
despertar, para evolucionar, para acercarnos a Dios… muchas podrán ser las
razones pero el hecho es que existen, están aquí y ahora, nos han elegido y no
hay vuelta atrás. Es normal sentir miedo, sentirse incapaz, sentirse poco. Esos
monstruos nos persiguen una y otra vez y tenemos que domarlos o al menos aprender a torearlos.
También están
las preocupaciones y las inquietudes, el temido futuro… pero debemos aprender a
vivir el presente. Solo sembrar para cosechar…Dar ahora lo mejor de ti y no preocuparse
de más… tarde o temprano tendrás tus recompensas. Espera confiado, pero continua trabajando.
Y por otro lado están las intenciones… Espero no defraudarlo. Espero en este tiempo no haber roto su
confianza. Espero tener la fortaleza, la claridad y el empuje que necesito para
darle lo que necesita, pero sobre todo espero tener AMOR suficiente para
hacerlo sentir que conmigo está en un lugar seguro y que lo protegeré sobre
todo y sobre todos porque solo así seremos libres.
Todos tenemos un
camino que recorrer…por eso no creo que nos llegue la “cura mágica” sin antes
haber hecho un esfuerzo real, un aprendizaje desde el alma…callar la voz del
ego y aprender a amar incondicionalmente…no es tarea fácil, pero es nuestra
tarea.
No estamos solo para
hacerla de niñera, tenemos algo grande ante nosotros y debemos cuidarlo…la
salud es primordial, la salud física y la salud emocional de nuestros
pequeños…no descuidemos ningún aspecto…hay que nutrirles el cuerpo, la mente y
el alma...
No hay receta unica e infalible...cada caso es un mundo, cada vida tiene un proposito...la respuesta esta dentro de nosotros...
Ave Rivera
Interesàntisimo para meditar y aceptarlo con gallardìa y buen sentido
ResponderBorrarInteresàntisimo para meditar y aceptarlo con gallardìa y buen sentido
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